Un día a la mañana antes de despertarme sentí que se me crecían los pies, brazos, boca, dientes, pelo, garras y una cola. Me desperté y me enteré de que era un lobo aunque pensaba como un humano. Como sabía mucho de ellos tenía que vivir como ellos. Fui a la calle a cazar. Cazé dos palomas y me las comí. Las personas de la calle me vieron y huyeron de mí, luego volví a casa y entré en mi cuarto. Estaba triste, miré a la luna llena y pasé de ser lobo a ser hombre-lobo.
AITOR ZULUAGA
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